- Desarrollar soft skills vinculadas a garantizar niveles de desempeño en escenarios de trabajo a distancia.
- Desplegar metodologías para llegar al puesto laboral, considerando los nuevos contextos en los que las personas cumplen con sus responsabilidades.
En una primera instancia, las compañías tuvieron que dar apoyo a sus colaboradores para que pudieran cumplir con sus obligaciones en un marco de trabajo remoto. La adaptación a un entorno muchas veces poco propicio a estos efectos, y la adquisición de habilidades que garantizaran cumplir con los niveles de desempeño esperados, llevó a desarrollar planes de entrenamiento de contingencia.
A casi cinco meses de la llegada del virus a América Latina, los planes de capacitación focalizados en la optimización del teletrabajo se están centrando en fortalecer a quienes continuarán desempeñándose de esta manera, una vez que disminuyan las medidas de confinamiento.
Las etapas de aislamiento obligatorio dejaron muchas enseñanzas sobre cómo desarrollar procesos efectivos de home office y al mismo tiempo confirmaron que la modalidad –gestionada adecuadamente- no alteró los niveles de desempeño.
Como comentamos en un artículo anterior un relevamiento realizado por Apex America en empresas de Chile, Argentina y Colombia, mostró que un 93% logró mantener o mejorar sus resultados con el trabajo remoto. Además el 82% de los empleados elegiría el home office si pudiera escoger la forma de trabajar, según los datos de una encuesta desarrollada por Mercer y Whalecom; en tanto, un 63% contestó que se siente más eficiente desempeñándose en esa modalidad.
Mirando hacia adelante y teniendo en cuenta las exigencias que planteará a las compañías la nueva normalidad, una de las claves estará en desarrollar procesos de formación ágiles, que tengan en cuenta diferentes dimensiones en relación a cada colaborador:
- sus circunstancias de trabajo (el contexto en el que está inmerso, niveles de conectividad, equipamiento disponible, horarios con menor movimiento interno de la casa o menor utilización de dispositivos electrónicos conectados a Internet).
- los niveles de competencia en el manejo de herramientas digitales/online, para eventualmente realizar un proceso inductivo respecto de las tecnologías que se utilizarán en los procesos de entrenamiento y comunicación.
- el nivel de desarrollo de habilidades blandas vinculadas a la organización, la comunicación y el trabajo colaborativo.
- las principales dificultades que presenta para gestionar sus compromisos diarios y objetivos a distancia.
En relación a cada compañía:
- Resolver con flexibilidad e inmediatez los principales puntos de tensión.
- Trasladar a los equipos las nuevas prácticas laborales que se deben adoptar como reacción a la nueva realidad, como la comunicación y coordinación entre equipos, la estructuración de los procesos de toma de decisión, o la determinación de tiempos de respuesta.
- Reconfigurar culturalmente a la empresa para asumir eficientemente los desafíos derivados de la nueva normalidad, incluyendo la forma de pensar cada negocio a partir de las transformaciones que están experimentando los procesos de producción, comercialización y distribución de bienes y servicios.
- Desarrollar nuevos liderazgos y consolidar los preexistentes, teniendo en cuenta que en tiempos de crisis y en especial frente a escenarios de riesgo e incertidumbre como los actuales, los líderes tienen que dar el ejemplo en forma permanente a partir de sus comportamientos.
- Reconvertir roles y funciones. Buena parte de los equipos corporativos deberán adaptarse para asimilar las nuevas características de su trabajo (por ejemplo, la reasignación de vendedores de tiendas físicas hacia el área de e-commerce, la realización de tareas de atención al cliente desde la casa en lugar de hacerlos desde un contact center, o asumir responsabilidades vinculadas a cuestiones de higiene y seguridad, entre otras).
- Reestructurar equipos. Sin duda, este es uno de los mayores impactos que han tenido las organizaciones a partir de las nuevas dinámicas impuestas por el trabajo remoto.
- Incorporar hábitos y competencias vinculados al home office, adquiriendo habilidades blandas indispensables para desempeñarse en escenarios complejos como el actual.
- Generar experiencias de cliente adaptadas a las circunstancias actuales, gestionando sus expectativas y a partir de allí cumpliendo plazos y niveles de servicio, de acuerdo a las posibilidades reales de cada empresa.
- Asumir la transformación del negocio. Ya nada volverá a ser cómo era. Resulta vital comenzar a pensar los procesos y replantearse estrategias y objetivos, de acuerdo a la nueva realidad.
Vivimos un cambio de época donde el criterio y la flexibilidad son vitales a todo nivel. Un tiempo en el que los procesos ágiles contribuirán al logro de objetivos profesionales y empresariales. La clave residirá en poder adaptarse a los desafíos y exigencias de la nueva normalidad, desplegando estrategias y proyectos de capacitación efectivos.