El reporte “El cambio en las empresas en el Chile Pospandemia”, publicado recientemente por élogos, nos permitió sacar algunas conclusiones en relación a cómo las compañías chilenas se están adaptando a los cambios que generó y, en algunos casos, aceleró la pandemia.
La pandemia ha supuesto un golpe brutal en el ámbito económico, social y sanitario del que, por fortuna, estamos saliendo relativamente bien y con razonable rapidez. Por otro lado, y producto de ello, se han acelerado los procesos de digitalización en la sociedad y en la economía, consolidando algunos cambios que ya estaban en marcha, pero en otros aspectos se volverá en buena medida a la situación anterior.
A corto plazo sí, porque el Teletrabajo ha venido para quedarse. En mayor o menor medida, todas las empresas van a tener trabajadores que desarrollen parte de su jornada laboral en casa. Y, tras el shock, ahora las empresas están haciendo un esfuerzo enorme por hacerlo más productivo con inversiones, medios, tecnología y formación. Seguramente, solo sea una cuestión de tiempo descubrir que hay muchas tareas que desarrollamos mejor en un espacio de concentración como el que encontramos en nuestros hogares, sin desplazamientos innecesarios que generan pérdidas de tiempo, estrés y emisiones contaminantes y de CO2.
Durante los últimos doce meses se aceleraron numerosos procesos de transformación que modificaron las dinámicas corporativas. En este contexto, para este 2021, la adaptación al cambio dejó de ser la principal decisión estratégica que puede tomar una compañía para convertirse en una necesidad.
Estamos viviendo un cambio de época, donde las empresas deben adecuarse a las nuevas dinámicas que impone la pandemia. La capacidad de realizar en forma efectiva las adaptaciones necesarias, impactará directamente sobre los resultados, la productividad y competitividad de las organizaciones.
La adopción masiva del home office a partir del surgimiento del Covid-19, el establecimiento de periodos de cuarentena que aún persisten en numerosas ciudades de América Latina y el mundo, junto con el afianzamiento de esta modalidad laboral con miras a la nueva normalidad, impusieron un doble desafío a las empresas en relación a la capacitación de sus equipos:
Conforme avanza la pandemia y se implementan diferentes modelos de aislamiento, hay sectores productivos que no interrumpieron sus actividades y continúan operando en un marco de nueva normalidad.
Conforme avanza la pandemia en América del Sur y mientras se prolongan los períodos de aislamiento obligatorio en varios países, se van perfeccionando las prácticas para trabajar en forma remota sin que se vea afectado el desempeño personal y los rendimientos grupales de los equipos.
Muchas empresas se están planteando dar carácter permanente a la modalidad del home office para aquellas tareas que puedan realizarse a distancia. De hecho, algunas estimaciones giran en torno a mantener entre un 20 y 40% de las plantillas en sus casas, cuando comiencen a superarse los períodos de aislamiento forzado.
En mi artículo previo ‘10 claves para desarrollar procesos de home office efectivos’, analizábamos una decena de prácticas ideales para tener en cuenta cuando debemos trabajar en forma remota desde el hogar.