Somos una empresa inquieta, nos cuestionamos siempre cómo y qué mejorar; y en esta actitud buscamos conocer qué necesitan y para dónde se orientan nuestros clientes y el mercado en general.
“Aquellos con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente”, sostenía Charles Darwin.
Platón decía que la escritura no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño, abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu.
La aparición de la pandemia fue el equivalente a un terremoto en las estructuras de todas las organizaciones. De un momento a otro, todo comenzó a transformarse a alta velocidad, y ninguna empresa o área ha quedado exenta de este acontecimiento.
En tiempos como las actuales, la capacidad de gestionar el talento en forma ágil, dinámica y flexible, ofrece a las empresas y sus equipos la posibilidad de adaptarse al cambio, mejorar la productividad, ser más competitivos y aspirar a lograr mejores resultados en un mercado caracterizado por la incertidumbre.
Mediciones recientes indican que estamos frente a una preocupación, pero también ante un desafío a resolver, en el marco del acelerado proceso de transformación digital que impacta a todas las industrias en términos de necesidades de capacitación y adaptación a las nuevas exigencias del mercado.
La gestión del talento en las empresas constituye un desafío prioritario en tiempos de adaptación y transformación, como el actual.
Estamos atravesando tiempos de profundas transformaciones en los que el desarrollo del talento adquiere un mayor protagonismo, como factor clave de adaptabilidad, productividad y competitividad.
Conforme avanza la pandemia en América del Sur y mientras se prolongan los períodos de aislamiento obligatorio en varios países, se van perfeccionando las prácticas para trabajar en forma remota sin que se vea afectado el desempeño personal y los rendimientos grupales de los equipos.
Las empresas experimentaron profundas transformaciones en estos últimos cuatro meses que obligaron a ajustar procesos, reconfigurar roles, adaptar y reestructurar equipos, e incluso a pensar en nuevos modelos de negocio, para hacer frente y resolver los nuevos escenarios que planteó el Covid-19.