En esta nota veremos cuáles son las distracciones o inconvenientes que pueden presentarse y de qué manera resolverlas, teniendo en cuenta que en tiempos de pandemia no somos los únicos que estamos en casa.
En una familia tipo, el teletrabajo de cada uno de los padres deberá convivir con la educación online de los hijos, y eventualmente con la ansiedad y necesidades de un adulto mayor que acompañe a la familia durante un período de cuarentena, aislamiento selectivo o confinamiento voluntario.
Las interacciones de este conjunto de personas, concentradas en una cantidad limitada de ambientes más o menos pequeños, pueden derivar en una serie de dinámicas que afecten las capacidades de adaptarse a una situación de home office, y tengan como consecuencia un impacto negativo en el rendimiento laboral.
El problema reside en que al haber mucha gente encerrada y no existir necesariamente un liderazgo claro, al menos en las familias donde todos sus miembros superan los 15 años, las relaciones estarán regidas por la negociación y el logro de acuerdos. Aunque en las estructuras familiares integradas por dos padres e hijos pequeños, el liderazgo sería más claro y se replicaría el esquema de relaciones que predominó cuando los 33 mineros quedaron atrapados, ya que había jerarquías y uno podía decidir por todos (en este supuesto los dos progenitores tomando decisiones por sus hijos).
En ambos casos, respetar al otro y entender sus intereses y obligaciones, emerge como la principal premisa a tener en cuenta. Por ello conviene desarrollar periódicamente reuniones intrafamiliares para definir pautas y resolver conflictos o malos entendidos, que surjan con motivo del aislamiento social y las necesidades laborales o educativas de cada uno.
Definido el contexto y el marco de relación, veamos seis situaciones que pueden afectar los niveles de concentración:
- Rotando por el peor lugar de la vivienda. En los departamentos o casas generalmente hay un lugar que se destaca por estar en el centro de todas las distracciones, y otro que luce como el mejor espacio disponible para poder lograr mayor aislamiento.
Si no se coordina la utilización rotativa de ambos espacios, se estará perjudicando la capacidad de atención de uno o varios integrantes de la familia.
Lo ideal es establecer un cronograma de horas de utilización y cada persona vaya reservando su uso para momentos puntuales del día. Si dos individuos lo necesitan al mismo tiempo, se valorará cuál de ambas necesidades tiene prioridad, apelando a los acuerdos que mencionábamos anteriormente.
- Espacios de trabajo superpuestos. Al hacerse en familia, el aislamiento social produce una multiplicación de situaciones laborales o educativas en viviendas que no cuentan necesariamente con la cantidad ideal de lugares de trabajo, claramente delimitados para cada persona y fuera del rango de movimientos de otros integrantes del hogar.
En las escasas locaciones disponibles de una casa pequeña o un departamento de dos o tres ambientes, deben distribuirse los niños, asistiendo a clases por videoconferencia o trabajando en una plataforma educativa, y ambos padres, respondiendo a sus obligaciones laborales.
El caos se desata cuando uno o ambos padres requieren hacer una teleconferencia en forma simultánea, y al mismo tiempo los estudiantes asisten a sus clases virtuales. Todos escuchando y hablando al mismo tiempo.
En estos casos, además de la importancia de que cada uno tenga sus propios auriculares, es vital una programación conjunta de este tipo de actividades. Para ello, la familia deberá organizarse observando el calendario de compromisos de cada uno de sus integrantes, a fin de coordinarlos y que la vivienda no se convierta en una Torre de Babel con el sonido ambiente de una cafetería en hora pico.
Desde las empresas se deberían aplicar criterios de flexibilidad para poder organizar reuniones online, teniendo en consideración la estructura familiar y el entorno de cada una de las personas que participen.
- Teoría de la manta corta: escasez de dispositivos. La situación descrita en el punto anterior se complica aún más si el grupo familiar no cuenta con la cantidad de tecnología y equipamiento necesaria para abastecer a todos sus miembros.
La negociación y los acuerdos deberán entonces dirimir una ecuación más compleja entre la necesidad de espacio, recursos y tiempo.
Aquí será fundamental desarrollar una organización eficiente y previsora, que impida tener que reaccionar y tomar decisiones sobre la marcha.
Es importante que cada colaborador informe a su empleador de este tipo de situaciones, para que la empresa tenga la posibilidad de proveerle un dispositivo o eventualmente contemple este contexto al momento de asignar responsabilidades.
- Movimientos dispersivos. La situación a representarse en este apartado son dos o tres niños pequeños corriendo por la casa, inquietos y demandantes.
Si en la familia hay miembros que asisten al kínder o a los primeros años de la escuela primaria, el desafío por lograr niveles de concentración y dedicación aceptables entra en una escala superior.
Con hijos de más de 10 años podemos razonar y explicarles la situación (administrando berrinches y momentos de ansiedad esporádicos), pero en una etapa inferior de desarrollo esto es mucho más difícil. La necesidad de mantenerse entretenidos o desarrollar descargas físicas conspira directamente con el home office. Además, les resulta más complicado poder entender lo que está ocurriendo. No comprenden por qué no pueden pasar la cuarentena con sus amigos, ver a sus abuelos, salir a dar una vuelta en bicicleta, o ir al club.
Aquí la clave está en armarse un cronograma de trabajo con lapsos de descanso. En lugar de tomar un café, como ocurría en la oficina, estos espacios son ideales para compartir tiempo con los niños, brindarles atención y organizar diversas actividades, como la realización conjunta de ejercicios físicos, y tareas de limpieza y cocina, que insumen tiempo y deben realizarse igual.
También es recomendable una mayor flexibilidad respecto del uso de los denominados ‘chupetes electrónicos’ (Play Station, celulares, televisión, etc.).
Las empresas deberían ser conscientes de este tipo de situaciones y asimilar que la jornada de trabajo de sus colaboradores probablemente sea más larga que la habitual, pero con múltiples interrupciones.
- Dependencia absoluta. Si en el seno de una familia conviven bebés y/o adultos mayores, la atención que deberán dispensarles los padres de familia puede ser muy demandante.
En el caso de los bebés, las urgencias surgen en cualquier momento de forma imprevista y sin ningún tipo de aviso. Mientras que los abuelos, más aún en etapas avanzadas de edad, son extremadamente demandantes no solo desde el punto de vista de la asistencia física sino también por la atención que demandan al estar necesitados (en general) de mantener conversaciones constantemente.
Al igual que en el punto anterior, la clave con los adultos mayores serán organizarse tiempos de descanso para prestarles colaboración, atención y organizarles actividades (películas on demand, conciertos en You Tube, video llamadas con otros familiares).
Además es vital que los hermanos más grandes colaboren con sus padres en estas tareas
Es importante que las empresas tomen nota de esta realidad familiar y la dedicación que insume.
- Actividades de relajación a destiempo. En tiempos de cuarentena, asilamiento selectivo o confinamiento social voluntario, todos necesitamos nuestros momentos de ejercitación o relajación. Más allá de que sea complicado coordinar horarios, y que eventualmente no haya espacio suficiente o intereses similares en relación a este tipo de actividades, mantener el cuerpo en movimiento es esencial para conservar la salud.
El problema es que cuando estas actividades no se desarrollan en forma simultánea, pueden ser distractivas para el resto de las personas de la vivienda.
Por lo tanto, la negociación de momentos y espacios para ejercitarse sin ofrecer distracciones a quién más se debe concentrar, es fundamental. Aquí cobra importancia lo mencionado en el punto 2.
En este punto el rol de las empresas puede ser muy importante, ya sea contratando una profesora que coordine una rutina a distancia a través de una videoconferencia o un video por Whatsapp, o sugiriendo videos en YouTube pre seleccionados.
El desafío empresarial
Si tú formas parte del equipo directivo de tu empresa, o si eres responsable del área de recursos humanos, tienes un reto importante por delante: conciliar productividad con las realidades de trabajo hogareño de cada empleado, y con la integridad física y mental de cada uno de ellos.
Sería importante que puedas monitorear a cada tele-trabajador, para conocer como está evolucionando su entorno, si se encuentra bien de ánimo y salud, y saber si necesita soporte para sus tareas.
La contención es crítica para que las personas mantengan sus niveles de desempeño y resultados.